Las modalidades de trabajo en Argentina y el mundo tuvieron un punto de inflexión en la pandemia de COVID 19, cobrando un renovado impulso formatos de empleo que se caracterizan por dotar de mayor flexibilidad al tiempo y a los lugares de trabajo. El teletrabajo, los horarios flexibles y la semana comprimida son algunos ejemplos de estos acuerdos de trabajo flexibles (ATF) entre asalariados y empleadores. Mediante su incorporación se busca promover el bienestar de los trabajadores, a través de un mayor equilibrio entre la vida laboral y personal, sin perjuicio de la productividad y rentabilidad de la empresa. Sin embargo, su introducción está condicionada por algunos factores, como la dificultad de implementarlos en determinados procesos productivos, el acceso y uso de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) por parte de los trabajadores y/o la falta de una legislación laboral que los regule. Además, la mayor penetración de estas formas laborales podría acentuar viejas desigualdades del mercado laboral o introducir nuevas, ya que, como se desprende de un informe del BID2, es común que logren ATF personas que realizan actividades intensivas en conocimiento, tienen una menor carga física o manual, poseen contratos permanentes y formales, disponen de conectividad en su hogar (TIC) y tienen una menor responsabilidad en las tareas de cuidado.
Sin duda que, entre las modalidades incluidas en los ATF, la que tuvo mayor impulso recientemente fue el teletrabajo. En este informe analizamos la penetración del home office en el Gran Rosario (AGR) y en 31 aglomerados urbanos de Argentina relevados por INDEC (31AU), y las diferencias de ingreso y horas traba jadas que presentan los teletrabajadores con respecto a los ocupados presenciales. Para ello se utilizan mi crodatos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH – INDEC) y del Módulo de Acceso y Uso de TIC (MAUTIC – INDEC) correspondientes al 4° trimestre de cada año entre 2016 y 2021, debido a que el MAUTIC se encuentra disponible únicamente para dicho trimestre3.
En el Gráfico N°1 se observa que la participación del teletrabajo en el total de ocupados del Gran Rosario se mantuvo estable antes de la pandemia, pero con oscilaciones, y en 2020 creció hasta representar 5,3% del total del empleo. En 2021 -últimos datos disponibles- su participación disminuyó notoriamente, aunque se mantuvo por encima del promedio registrado entre 2016 y 2019 (2,6%). El total de aglomerados urbanos (31AU) y los 29AU -que comprenden los 31AU menos el AGR y CABA, ya que este último posee un porcentaje elevado de home office- registran un comportamiento similar al AGR, aunque el incremento de la participación del trabajo remoto durante 2020 fue más intenso y si bien en 2021 se contrajo al igual que a nivel local, se sostuvo visiblemente por encima del promedio prepandemia.
Al observar la evolución del teletrabajo en el Gran Rosario y el resto de los aglomerados, es claro que existen regiones que se caracterizan por una mayor penetración del teletrabajo que el AGR. Esto podría explicarse por diversas razones, como la estructura productiva, la calidad y velocidad de conexión a internet o los costos asociados al transporte que inciden en la decisión de teletrabajar. Por otro lado, es evidente que con la pan
demia de COVID-19 la participación del trabajo remoto parece ubicarse en un escalón superior dentro del mercado laboral. Hay que mencionar que la variable teletrabajo utilizada en este informe está construida a partir de las características que esperaríamos observar en un ocupado que realiza home office según los datos disponibles del INDEC, por lo que podrían incluirse personas que no estén practicando teletrabajo. No obstante, tampoco estamos captando a quienes realizan una fracción de sus horas de trabajo fuera del lugar de trabajo utilizando TIC, aunque mayoritariamente continúan yendo a la oficina.
Gráfico Nº 1. Participación del teletrabajo en el total de ocupados. Gran Rosario y aglomerados urbanos. 4° T 2016 – 4° T 2021.
Nota 1: Los 29AU están definidos por el total de aglomerados urbanos relevados por INDEC (31AU) menos el Gran Rosario y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ya que esta última registra un nivel teletrabajo notoriamente superior al resto e incide en el total.
Fuente: Elaboración propia en base a MAUTIC - INDEC y EPH - INDEC.
Como se mencionó anteriormente, es interesante detectar si existen diferencias entre los ocupados presenciales y teletrabajadores en distintas dimensiones de la actividad laboral. A continuación se analiza el ingreso por hora de la ocupación principal de teletrabajadores y trabajadores presenciales en los 31AU, ya que desafortunadamente el número de observaciones para un solo agregado no permite hacer este análisis con solvencia estadística. Del Gráfico N° 2 se destaca que la diferencia porcentual del ingreso horario -en el percentil 50 o mediana de la distribución- a favor de quienes realizaban teletrabajo era reducida antes de la pandemia (aproximadamente de 7%). En 2020 aumentó notoriamente, siendo la mediana del ingreso por hora del tele trabajador 76% superior a la registrada en los ocupados presenciales. Aunque en 2021 la brecha se redujo, continúo mostrando una diferencia visible. Los mismos resultados pueden observarse en el ingreso total laboral por hora.
Gráfico Nº 2. Brecha porcentual ingresos teletrabajadores / ocupados presenciales. Ingreso por hora de la ocupación principal. 31 aglomerados urbanos. 4° T 2016 – 4° T 2021.
Nota: La brecha porcentual de ingresos para cada estadístico es la diferencia de ingresos por hora entre teletrabajadores y ocupados presenciales, divi dida por el ingreso por hora de los ocupados presenciales. A este resultado se lo multiplica por 100.
Fuente: Elaboración propia en base a MAUTIC - INDEC y EPH - INDEC.
Por otra parte, se destaca que la brecha en el ingreso horario a favor de los teletrabajadores es mayor en los tramos de ingresos más elevados. En el percentil 10 del ingreso por hora -que separa al 10% de los ocupados de menores ingreso de los demás- la brecha es negativa antes de la pandemia, es decir, el ingreso horario de los ocupados presenciales supera al de los teletrabajadores. Si bien en 2020 se invierte, en el año siguiente es nula. En cambio, el percentil 50 y 90 presentan una brecha porcentual positiva en la mayoría de los años,
que tiende a aumentar con el paso del tiempo. Esto podría explicarse tanto por la capacidad de adaptación de las actividades al teletrabajo en cada segmento de ingresos, como por las ganancias de productividad que experimentan los teletrabajadores al reducir, por ejemplo, el tiempo de distracción que tenían en la oficina.
La cantidad de horas trabajadas bajo cada modalidad también contribuye a explicar la brecha observada anteriormente. Como puede verse en la Tabla N°1, los trabajadores remotos trabajan menos horas a la semana que los ocupados presenciales. Esto se observa en todo el período analizado. Asimismo, con la pandemia el grupo de teletrabajadores muestra un aumento de las horas semanales trabajadas, mientras que para los presenciales se mantiene constante. Estas diferencias en las horas trabajadas bajo cada modalidad y su comportamiento a partir de la pandemia podrían responder a que los trabajadores remotos desean trabajar más horas y no lo consiguen, o bien, a que su ingreso por hora es tan elevado que buscan reducir su tiempo de trabajo para reemplazarlo por otras actividades, mejorando su balance entre la vida laboral y privada.
Tabla N°1. Horas trabajas en la semana en la ocupación principal. 31 aglomerados urbanos. 4° T 2016 – 4° T 2021.
Copyright 2024 ABAPPRA. All Rights Reserved. | Powered by: www.weblineservice.com.ar